El fuerte impulso que recibió la actividad económica en 2021 se vio truncado en 2022 con la invasión de Ucrania y sus consecuencias en términos de crisis energética, inflación y elevación de los tipos de interés. Todo ello impactó negativamente en los flujos comerciales internacionales frenando su crecimiento, y los incipientes problemas observados en 2020 en las cadenas globales de valor se agravaron con la incertidumbre derivada de la elevación de los precios de las materias primas y las tensiones geopolíticas. En este contexto, España destacó en 2023 frente al resto de grandes economías de la UE por su buena evolución en términos de crecimiento del PIB. Las previsiones del Fondo Monetario Internacional apuntan que en 2024 y 2025 se mantendrá el crecimiento económico y la desaceleración de la inflación. Sin embargo, la esperada escalada de las medidas proteccionistas y la posible relocalización de las cadenas de valor amenazan la evolución del comercio internacional y, consecuentemente, pueden impactar también negativamente tanto en el comercio exterior de España como en el de Asturias.
Si bien las exportaciones nacionales crecieron en 2023 respecto a 2022, las ventas de bienes se redujeron ligeramente, al igual que lo hicieron en el resto del mundo. El enfriamiento del comercio internacional, unido al control de los precios de algunos de los principales productos intercambiados, así como la ralentización del crecimiento de la economía de los principales destinos, explican esta evolución. Del mismo modo, las importaciones también experimentaron un estancamiento. En este caso, según el Banco de España, debido mayoritariamente al retroceso de la inversión, así como a la evolución de la cesta del consumo de las familias en favor de marcas blancas de producción nacional y a la repercusión de los precios de la energía en los costes de producción de las empresas de las ramas industriales más intensivas en su uso, como la química y los bienes intermedios. Con todo, la recuperación de las ventas respecto a los niveles prepandémicos ha sido mucho más notable en España que en países como Alemania, Francia o Italia, y supera la media de la zona euro, de manera que el saldo negativo respecto a las importaciones se moderó, contribuyendo al superávit por cuenta corriente, y aumentando la capacidad de financiación de la economía nacional.