La concentración económica en el espacio es un fenómeno que se viene observando a nivel nacional e internacional, propiciado por el predominio de las fuerzas centrípetas de aglomeración sobre las centrífugas de dispersión de la actividad económica. Se caracteriza principalmente por la acumulación de mayor proporción del Producto Interior Bruto (PIB) o Valor Añadido Bruto (VAB) en grandes ciudades, impulsados por factores como la globalización, el cambio tecnológico y la terciarización, y las economías de escala. Lo que nos preguntamos en este observatorio regional es si esta dinámica en los patrones de localización se da también a nivel regional para Asturias.
Para realizar el análisis vamos a utilizar la base de datos de SADEI denominada “La Renta de los Municipios Asturianos” de donde podemos extraer información sobre la producción de los municipios asturianos (valor añadido bruto) desde el 1980 al 2020, y por sectores productivos desde el 2010 al 2020. El informe se divide en dos partes: una primera parte en la que se analiza la evolución de la concentración del Valor Añadido Bruto en Asturias desde el 1980 al 2020 y por municipios, y una segunda parte donde se estudia la concentración de la producción sector a sector y la evolución de la contribución de los municipios asturianos a la producción de cada sector en la última década y los cambios que se observan.
La multinacional acerera ArcelorMittal ha confirmado recientemente sus planes de paralizar sus inversiones en hornos de reducción directa de mineral de hierro (DRI) mediante el uso de hidrógeno verde en Europa. La cuantía de la inversión que finalmente no se llevará a cabo es de alrededor de 5.000 millones de euros para el conjunto de sus instalaciones en Europa, de los que aproximadamente 798 millones corresponderían a su factoría de Gijón. Las expresiones de preocupación por esta pérdida de inversión de la empresa con mayor nivel de facturación de la economía asturiana no se han hecho esperar y se han centrado especialmente en los efectos sobre la generación de valor añadido y empleo que esta decisión de la empresa supondría. En este número del observatorio tratamos de cuantificar este posible impacto para la economía del Principado de Asturias. Nuestro estudio emplea un modelo multisectorial que captura las interacciones entre las diversas ramas de actividad de una economía, el cual está basado en datos provenientes de la Contabilidad Regional de Asturias y su marco Input-Output. En particular, nuestro análisis se centrará en cuánto valor añadido y cuánto empleo se habrían generado en la economía asturiana si ese plan de inversión efectivamente se hubiese llevado a cabo dado que, la no realización de esta inversión afectará tanto a la producción del horno de Gijón como a la demanda de factores productivos (fuerza de trabajo y consumos intermedios, básicamente). El estudio presta atención a los efectos generados sobre el empleo por sectores y zonas geográficas, y los resultados obtenidos muestran que la economía asturiana estaría dejando de generar un valor añadido equiparable a más del 1,6% de su Producto Interior Bruto y una cantidad de empleo superior a los 4.000 puestos de trabajo. Además de estos efectos agregados, el modelo permite identificar impactos diferenciados dependiendo de las ramas de actividad: si bien el volumen más importante de valor añadido y empleo se habría generado en el propio sector al que pertenece la compañía (Metalurgia), el efecto de arrastre sobre otras actividades industriales, la actividad ligada a servicios a las empresas o el transporte por carretera. En cuanto a la dimensión geográfica, el empleo que se dejaría de generar se habría concentrado principalmente en el entorno de la comarca de Gijón, de manera esperable, pero nuestros resultados apuntan también a otras zonas de Asturias dependiendo de su especialización productiva.
El fuerte impulso que recibió la actividad económica en 2021 se vio truncado en 2022 con la invasión de Ucrania y sus consecuencias en términos de crisis energética, inflación y elevación de los tipos de interés. Todo ello impactó negativamente en los flujos comerciales internacionales frenando su crecimiento, y los incipientes problemas observados en 2020 en las cadenas globales de valor se agravaron con la incertidumbre derivada de la elevación de los precios de las materias primas y las tensiones geopolíticas. En este contexto, España destacó en 2023 frente al resto de grandes economías de la UE por su buena evolución en términos de crecimiento del PIB. Las previsiones del Fondo Monetario Internacional apuntan que en 2024 y 2025 se mantendrá el crecimiento económico y la desaceleración de la inflación. Sin embargo, la esperada escalada de las medidas proteccionistas y la posible relocalización de las cadenas de valor amenazan la evolución del comercio internacional y, consecuentemente, pueden impactar también negativamente tanto en el comercio exterior de España como en el de Asturias.
Si bien las exportaciones nacionales crecieron en 2023 respecto a 2022, las ventas de bienes se redujeron ligeramente, al igual que lo hicieron en el resto del mundo. El enfriamiento del comercio internacional, unido al control de los precios de algunos de los principales productos intercambiados, así como la ralentización del crecimiento de la economía de los principales destinos, explican esta evolución. Del mismo modo, las importaciones también experimentaron un estancamiento. En este caso, según el Banco de España, debido mayoritariamente al retroceso de la inversión, así como a la evolución de la cesta del consumo de las familias en favor de marcas blancas de producción nacional y a la repercusión de los precios de la energía en los costes de producción de las empresas de las ramas industriales más intensivas en su uso, como la química y los bienes intermedios. Con todo, la recuperación de las ventas respecto a los niveles prepandémicos ha sido mucho más notable en España que en países como Alemania, Francia o Italia, y supera la media de la zona euro, de manera que el saldo negativo respecto a las importaciones se moderó, contribuyendo al superávit por cuenta corriente, y aumentando la capacidad de financiación de la economía nacional.