Asturias atraviesa desde hace décadas un preocupante proceso de envejecimiento y pérdida de población, cuyo origen principal radica en su baja tasa de fecundidad. En 2023, la Tasa Global de Fecundidad se situó en tan solo 0,94 hijos por mujer, muy por debajo del umbral de reemplazo generacional (2,1). Esta tendencia, iniciada a finales de los años setenta, ha tenido un impacto directo en la evolución demográfica de la región, que ha perdido población de manera constante desde principios de los años 80. Aunque las previsiones del INE apuntan a una leve mejora en la fecundidad y a un saldo migratorio positivo en los próximos 15 años, se espera que Asturias pierda más de 40.000 habitantes durante ese período. Esta dinámica contrasta con la prevista para el conjunto de España, cuya población crecerá en más de cinco millones. A pesar de este panorama, la experiencia internacional muestra que es posible revertir parcialmente estas tendencias mediante políticas públicas eficaces y una mejora del acceso a la vivienda. La situación es compleja, pero no irreversible: parte de la solución está en nuestras manos.
En este número del observatorio se pretende estudiar el grado de exposición de la economía asturiana al comercio con EE.UU. La perspectiva que se adopta no consiste solamente en analizar los flujos comerciales directos de la región con este país, si no considerar además todas las posibles relaciones indirectas que se generan entre ambas economías por la actuación de socios intermedios. Para ello, se explota la base de datos FIGARO-REG, elaborada por la Comisión Europea, que recoge los flujos comerciales entre las ramas de actividad de las regiones de la Unión Europea (UE), así como con los principales países fuera de la UE. Los resultados obtenidos muestran como el grado de exposición de Asturias al comercio con EE.UU. es limitado tanto en términos de PIB como de empleo: nuestras estimaciones apuntan a que algo menos del 2% del PIB regional y aproximadamente 7.500 empleos dependerían de las relaciones comerciales (directas e indirectas) con EE.UU. Estas cifras se sitúan ligeramente por encima de la media de regiones españolas, aunque claramente por debajo de la media de las regiones de la UE, pero representan, en todo caso, un volumen en ambas magnitudes que no es despreciable en absoluto y bastante superior al que el estudio de únicamente los flujos comerciales directos de nuestra región sugerirían.